TRIGO Y DOBLE CULTIVO EN LA REGION CENTRAL


 Cultivo de trigo es la opción de invierno

Fraschina J., Gomez D., Donaire G., Bainotti C, Salines J. Grupo Mejoramiento de Trigo, EEA INTA Marcos Juarez.

El cultivo de trigo es la opción de invierno más generalizada en la agricultura argentina y además permite la siembra de cultivos de verano con diferente resultado agronómico según las regiones. Factores ambientales como el período libre de heladas, la disponibilidad de agua y la temperatura ponen límite a la expresión agronómica del cultivo estival, pero la tecnología disponible actualmente puede ayudar a mejorar los resultados en muchos casos. Prueba de esto son los rendimientos obtenidos en la región central norte con la secuencia del cultivo trigo soja de segunda siembra (trigo-soja) y con maíz tardío.


La secuencia trigo-soja en la región central norte representa un aporte para la sustentabilidad del sistema agrícola, principalmente por su aporte de rastrojo a la cobertura que permite una adecuada implementación de la técnica de siembra directa. Se reconoce el aporte del rastrojo de trigo por su distribución homogénea y su permanencia en la superficie del suelo, como así también su efecto sobre las malezas especialmente anuales (Beluccini, comunicación personal). Otra característica reconocida por los especialistas es el aporte de materia orgánica que realiza el sistema radicular del trigo en los primeros centímetros de suelo, con un impacto directo sobre la capacidad de infiltración del agua de lluvia (Gil, 2005; Basigalupo et al. 2011; Alvarez, 2013). Si  bien la experiencia regional muestra que los resultados agronómicos dependen de la calidad del ambiente, cabe destacar su importancia como aporte de rastrojo y materia orgánica también en ambientes de inferior calidad (Gil, comunicación personal).

Cuando se analiza la eficiencia en el uso de los recursos disponibles en la región (suelo, agua, clima), la secuencia trigo-soja también surge como una de las opciones elegibles (Andrade & Satorre, 2015; Andrade et al. 2015), aun considerando el menor rendimiento del cultivo de soja de segunda siembra por el posible atraso de la fecha de siembra. Un pilar de la agricultura de secano es el aprovechamiento del recurso agua, y la región central norte tiene como valor normal de ocurrencia de precipitaciones en la serie climática 1960-2011, un promedio de 375-450 mm en el período diciembre a marzo.

En el momento de decidir la siembra de trigo hay varios aspectos a considerar que pueden modificar el resultado del cultivo trigo y también de la secuencia trigo-soja. Algunos no están bajo el control directo del productor como la ocurrencia de lluvias o de altas y bajas temperaturas en

momentos críticos para la definición de ambos cultivos, pero si hay otros aspectos sobre los que se puede ejercer mayor control y que vale la pena considerar.

La problemática más generalizado se refiere a la necesidad de corregir la deficiencia de nutrientes para el trigo y la secuencia trigo-soja, principalmente N, P y S (Correndo et al. 2014). La estrategia de fertilización siempre debe adecuarse a la expectativa de rendimiento que está relacionada con la calidad del ambiente. La idea de calidad de ambiente para la secuencia trigo-soja necesariamente considera varios aspectos agronómicos (combinación suelo-clima de una región, disponibilidad de agua, años de rotación, disponibilidad de nutrientes en el sistema, presencia de napa, etc.), pero resulta relevante considerar la disponibilidad de agua almacenada en el suelo en el momento de la siembra de trigo. Son varios los ejemplos de la bibliografía que reconocen a este factor como uno de los más importantes, tanto para la expectativa de rendimiento como para la decisión de realizar la secuencia trigo-soja.

Con la expectativa de rendimiento de acuerdo al ambiente de producción, resulta relevante elegir una variedad de trigo y su fecha de siembra para cada caso. También este es el momento de discutir sobre la calidad que se desea producir. Considerando los costos de producción compatibles para cada situación, también es importante conocer el probable comportamiento esperado de cada variedad frente a las principales enfermedades de cada región. Este no es un detalle menor, considerando la susceptibilidad observada en la mayoría de los cultivares difundidos a enfermedades de difícil control como la ‘fusariosis de la espiga’ y la ‘roya negra o del tallo’. Otra característica varietal a tener en cuenta en función del ambiente de producción es el probable exceso de rastrojo que puede dificultar una rápida y buena implantación de la soja de segunda siembra.

Además de lo anterior, y debido a la estrecha relación entre la fecha de siembra del cultivo de soja y su expresión de rendimiento, debemos reconocer la importancia de la ocupación del lote por parte del trigo. La elección de una variedad de trigo y su fecha de siembra en cada región modificarán la ocupación del lote y por lo tanto el resultado de la secuencia trigo-soja.

La espigazón-antesis del trigo debería ocurrir inmediatamente después de la última helada meteorológica en cada región. Esto tiene que ver con la necesidad de posicionar el período crítico del cultivo a temperaturas lo más frescas posibles en ausencia de heladas importantes, y también el llenado de los granos con temperaturas no tan altas. Por ejemplo en Marcos Juárez, Gómez et al. (2012) evaluando el rendimiento de 32 variedades de trigo durante 3 años en 7 fechas de siembra separadas cada 15 días, describen una pérdida de rendimiento del cultivo de trigo entre 72 y 82 kg/ha por cada día de atraso en la fecha de espigazón a partir del 1 de octubre (Grafico 1).



El momento de espigazón-antesis en trigo tiene relevancia para el resultado del cultivo, pero también para el cultivo siguiente. Se reconoce que a partir de la antesis el único órgano de la planta de trigo que crece es el grano, y esta etapa del cultivo transcurre directamente relacionada con la temperatura, modificando su ritmo o tasa de llenado, como también su duración. La duración de esta etapa finaliza cuando el grano alcanza aproximadamente 35 % humedad (madurez fisiológica), y a partir de allí comienza a perder humedad en equilibrio con el ambiente hasta alcanzar un contenido compatible con la cosecha.

Hacia el norte de la región central las temperaturas se incrementan más rápidamente en primavera, poniendo límite a la duración del llenado de grano de trigo y permitiendo anticipar la siembra de soja. En ambientes extra pampeanos (NOA y NEA), la madurez del trigo ocurre hacia fines de octubre y los grupos de madurez de soja con mayor adaptación se siembran en diciembre (VII y VIII). Allí la secuencia trigo-soja no compite por la ocupación del lote.

Queda claro entonces que la fecha de espigazon-antesis, temperatura mediante, influye sobre la oportunidad de cosecha del trigo y sobre la oportunidad de la siembra de soja, pudiendo modificar

el resultado del doble cultivo. La espigazón temprana del trigo y sus posibles riesgos, pueden evaluarse  en ensayos de fenología comparada a través de los años en cada región, permitiendo poner atención sobre ese momento clave del cultivo y de la secuencia trigo-soja.

La estadística climática en Marcos Juárez establece que una espigazón más temprana, fines de septiembre, expone el momento de polinización a una mayor probabilidad de ocurrencia de heladas, considerando que la fecha probable de última helada agro meteorológica (3 Cº), es del 1 al 14 de octubre (Heladas en Argentina, UBA). Si bien el momento de polinización en trigo esta descripto como el de mayor sensibilidad a las bajas temperaturas (Quian et al. 1986), si el registro de helada no supera el umbral de -1 Cº durante 2 horas (Shroyer et al. 1995), tanto el riesgo como el posible daño, podrían ser compatibles con una mejora en el resultado del doble cultivo.

El efecto de la ocurrencia de una helada en el momento de espigazón-antesis en trigo es de difícil predicción y evaluación. No hay variabilidad genética debidamente identificada con probada tolerancia a este tipo de estrés abiótico. De la observación surge que en la mayoría de los casos el daño depende del estado fenológico del cultivo y de la posibilidad de compensación posterior al daño. Después del efecto de una helada importante durante el encañado es común constatar la pérdida del tallo principal, y a los pocos días se observan tallos secundarios que retoman su crecimiento y desarrollo hasta alcanzar la espigazón. Esto es así porque los tallos más avanzados resultan ser los más afectados. Cuando el daño es menos drástico y ocurre durante la espigazón – antesis se afecta el número de granos por menor cantidad de flores fértiles, en este caso puede darse una compensación a través de un mayor peso de los granos remanentes. No obstante, en ambos casos se plantea una menor eficiencia en el uso de los recursos que se traduce en pérdidas de rendimiento.

El conocimiento actual de un grupo de genes que explican una parte importante del período siembra-espigazón en variedades argentinas de trigo (Gómez et al. 2014), junto a la disponibilidad de programas amigables que predicen etapas de desarrollo del cultivo según variedad y fechas de siembra (CRONOTRIGO, PROGSIT), permiten una mejor elección de cultivares con características de ciclo que favorezcan el doble cultivo.

En ambientes de alta productividad y en sistemas de producción con superficies importantes de trigo en la región sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba, hay experiencias de productores que en la búsqueda de anticipar la espigazón y cosecha del trigo para favorecer una siembra más temprana de soja, han incursionado en siembras tempranas de trigo espigando hacia fines de septiembre con muy buenos resultados en ambos cultivos (AACREA SSFE). Queda claro que esto significa asumir un mayor riesgo, pero que quizás no es tan alto, considerando que las últimas heladas en muchas partes de la región suelen ser moderadas a suaves y con menor duración. Fernandez Long et al. (2005) caracterizaron la ocurrencia de heladas en la región pampeana en un período de 10 años, y actualmente, tanto el sitio web de la UBA (http://www.agro.uba.ar/heladas/) como SEPA de INTA (http://sepa.inta.gob.ar/productos/eventos_extremos/heladas/) brindan información climática referida a la probabilidad de ocurrencia de heladas tardías.

La experiencia del Programa de Mejoramiento de Trigo del INTA, tanto en Marcos Juárez como en Pergamino, muestra que hay variabilidad genética para posicionar la espigazón de trigo permitiendo alcanzar la madurez fisiológica hacia la segunda quincena de noviembre, proponiendo una fecha de siembra de soja de segunda siembra compatible con una estructura de cultivo que permita alcanzar una alta intercepción de la radiación temprano en el verano.

En el caso de la elección de cultivares de soja sobre rastrojo de trigo no hay dudas que el ciclo, el hábito de crecimiento y su relación con la estructura del cultivo alcanzable en cada región, son aspectos relevantes tratando de anticipar una adecuada intercepción de la radiación y ubicar el período crítico de llenado de grano antes de la ocurrencia de heladas. Si a las opciones descriptas para trigo sumamos una correcta elección de variedades de soja para siembra sobre rastrojo de trigo en cada situación (RECSO, PROSISO), contaremos con herramientas para ajustar mejor esta secuencia de cultivo y permitir su revalorización en cada región.




Bibliografía:

- Fernández Long María E., Irene Barnatán, Liliana Spescha, R. Hurtado y G. M. Murphy.
2005. Caracterización de las heladas en la Región Pampeana y su variabilidad en los últimos 10 años. Rev. Facultad de Agronomía, 25(3): 247-257, 2005.
- Alvarez Carina R. 2013. Condición física de los suelos limosos bajo siembra directa:
Caracterización, génesis y manejo. IAH 10 – junio 2013.
- Bacigaluppo S., Bodrero M., Balzarini M., Gerster G., Andriani J., Enrico J., and Dardanelli J.
2011. Main edaphic and climatic variables explaining soybean yield in Argiudolls
- under no-tilled systems. Europ. J. Agronomy 35 (2011) 247– 254
- Correndo A., Boxler M. y García F. 2014. Manejo de la fertilización en la región pampeana centro-norte: Resultados económicos en el largo plazo. IAH 13 – marzo 2014.
- Gil R. 2005. XIII Congreso de Aapresid: El Futuro y los cambios de paradigmas. Rosario agosto 2005. pp. 265-272.
- Quien C.M., Xu Aili and Liang H.G. Effect of low temperaturas and genotypes on ppollen development in wheat. 1986. Crop Science vol 26 pp 43-46.
- Shroyer P.J., Mikesell E.M. and Paulsen M.G. Spring Freeze Injury to Kansas Wheat. 1995.
Agr. Exp. Station and Coop. Extension Service. KSU, Manhattan.
- Gomez D., Fraschina J., Salines J., Vagliente C., Arce L., Reartes F., Bainotti C. y Donaire G.
2012. Fecha de espigazón óptima para máximo rendimiento de trigo. IAT nº23 EEA INTA Marcos Juárez.
- Gomez D., Vanzetti L., Helguera M., Lombardo L., Fraschina J. and Miralles D. 2014. Effect
of Vrn-1, Ppd-1 genes and earliness per se on heading time inArgentinean bread wheat cultivars. Field Crops Research 158 pp 73–81.

- RECSO, Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Soja, CAT INTA – ASA (Asociación de Semilleros Argentinos.
- PROSISO
- CRONOTRIGO, http://cronos.agro.uba.ar/
- PROGSIT, https://sites.google.com/site/progsitrigo/
- SEPA http://sepa.inta.gob.ar/productos/eventos_extremos/heladas/
- Heladas en Argentina, UBA http://www.agro.uba.ar/heladas/